Con el transcurrir de los años y desde la mediana edad, es posible experimentar cambios en la fisiología de nuestro organismo, asociados a las variaciones en el equilibrio hormonal, algo que puede afectar, no sólo a las mujeres con el climaterio y la menopausia; si no también a los hombres con la llamada ANDROPAUSIA o descenso de la hormona masculina: Testosterona.
Desde el punto de vista clínico el término andropausia se correlaciona con los signos y síntomas asociados a la reducción de la testosterona por el avance de la edad. De hecho, después de los 50 años puede esperarse una reducción anual de 1 % en los valores de dicha hormona.
Producida en un 95 % por los testículos, la testosterona además de sus efectos sobre la sexualidad, está implicada también en acciones sobre los músculos, huesos, médula ósea, cerebro, piel y cabello.
Además de los cambios producidos por el propio envejecimiento, resulta tremendamente útil conocer, con visión preventiva, que hay otras condiciones que se relacionan con niveles bajos de testosterona. Entre estas condiciones asociadas podemos mencionar: obesidad, Diabetes Mellitus tipo 2, alcoholismo, osteoporosis, insuficiencia renal, enfermedad pulmonar crónica; así como también algunas formas de cáncer, ciertas infecciones crónicas y el abuso de corticosteroides o esteroides anabólicos.
Los signos y síntomas sugestivos de deficiencia parcial de andrógenos, puede que no se presenten en todos los varones mayores de 50 años y hay variación en la intensidad o duración de los mismos cuando se presentan, pero los más comunes son: disminución del deseo y la habilidad sexual, disfunción eréctil, pérdida de vello púbico o axilar, disminución de la masa y fuerza muscular, sudoración, calores; y algunos otros menos específicos como: depresión, irritabilidad, afectación de la memoria, trastorno del sueño, aumento de la grasa corporal, entre otros.
Si la magnitud de las manifestaciones clínicas afecta significativamente la calidad de vida del individuo y si no hay contraindicaciones, la terapia hormonal puede rendir beneficios en el bienestar general, niveles de energía, fuerza muscular y ósea; así como sobre la cognición y la sexualidad.
El bienestar hormonal en los hombres debe constituir también un elemento a tener en cuenta en las medidas de autocuidado y en los procesos de control preventivo de la salud en adultos, puesto que hoy en día se conoce que los bajos niveles de testosterona constituyen elemento predictor para enfermedad cardiovascular, trastornos metabólicos, caídas y fracturas.
